viernes, octubre 30, 2009

Ladrillos otra vez


Las bodegas suelen ser de piedra tipo arenisca, llamada "greda", que es el terreno en estado natural, duro en seco pero completamente disgregable con la humedad.
Las de las casas de las familias "de posibles" ya son de ladrillo, faltaría más... En ésta que fuimos a ver nos sorprendió éste de muescas.
La manita es servidora.

Zulos y pasadizos




El zapato es un truco que utilizo a menudo para que se perciba la escala.


A Julieta Leoz, que además de colega es toresana.







Las bodegas familiares tienen con frecuencia respiraderos o pasadizos como éste que van a dar a la calle u otro espacio público. No escribo más. La imaginación es libre.

miércoles, octubre 28, 2009

Bodegas familares


La ciudad donde curro está completamente horadada como subsuelo repleto de hormigueros: son las bodegas de uso familiar, ya que en cada casa tenían su sótano.
Ayer fui a ver una con la aparejadora. Normalmente le corresponde a ella pero quise ir esta vez porque esta bodega es muy particular: es de un constructor charro (el único sensible que conozco) que se casó contra una toresana. Se ha rehabilitado la bodega y piensa comercializar vinos de verdad. Para que le otorguen la categoría de "Denominación de Origen" necesita la licencia municipal de actividad y esa fue la razón de la visita.
La obra es una muestra de buen gusto y conocimiento del tema. Ha instalado un complejo sistema de ventilación para el control de la humedad y otro más complejo aún sistema de canalización de aguas, que es la guinda del problema: al final todo es cuestión de humedades.

El caso es que ahí os he dejado unas fotitos para que veáis. Nos gustó mucho el ladrillo con esas muescas nunca vistas por servidoras.

domingo, octubre 04, 2009

Profesora, profesora...

De mis dos años de docencia en la USEK (Universidad de San Estanislao de Kostka) de Segovia, cuyo nombre tiene una curiosa historia, recuerdo a sólo algunos de mis alumnos -no he coincidido después con ninguno-. No he vuelto por Segovia, a pesar de ser una magnífica ciudad. Hoy es el Instituto de Empresa (IE) y tiene en proyecto otra bonita historia. Tantas historias para dos días que vivimos.
Fueron los cursos 2002-2003 y 2003-2004. Tuve tres grupos:
- Oficina Técnica en Aparejadores.
- Urbanismo II de Arquitectura y
- Ecología Urbana, también de Arquitectura.
Sensación de que los alumnos te vampirizan: acababa agotada después de cada clase. Te pillan a la mínima: saben perfectamente cuando estás “de vuelta” en un tema y cuando la clase es “de relleno”. Se nota en sus caras.
Fui algo blanda y mala: confieso que a todos los que iban a clase habitualmente y el día de la prueba final habían cumplido, les aprobaba (ya ni recuerdo los exámenes). De esta forma yo no tenía que ir un día más en septiembre.
Cualquiera que lea esto me imaginará experta en cuestiones extrañas y todo fue tan, tan casual… No lo contaré para no aburrir al personal. Otra historia que me-os debo.
Lo que sí se me quedó grabado es la poca seriedad de las universidades privadas: nadie controla la calidad de la docencia, ni la congruencia de los programas, nada de nada. Lo único que controlaban era la asistencia (la de los profesores).
No sé cómo será ahora en las ETSAs; tal vez en la pública el pitorreo sea similar.