domingo, febrero 24, 2008

Soñar la casa




Las preocupaciones diarias y una falta de concentración nos han tenido apartados de LA CASA DEL POETA. Hace unos días, nuestro habitador escribió esto:

http://diariodeunsavonarola.blogspot.com/
lunes, 18 de febrero 2008

Vivo en ese edificio viejo, pero no se lo digáis a nadie…
… Quiero una casa en medio de la soledad, una casa de muros sólidos en la que enterrarme y no volver a salir, una casa con ventanas ciegas que solo dé paso al cielo por las noches, una casa a la que nadie sepa llegar y en la que pueda vivir entre mis cosas, con mis ruidos y los de los míos…

…pero no tengo con qué ni cómo hacerla, ni lo tendría en tres jodidas vidas completas, porque tampoco tengo ganas de luchar ya por ese espacio.

Vivo en ese edificio viejo, … pero es mi casa y contiene mi historia entera, mis miserias, mi cuerpo desnudo… mi sueño diario y todo lo malo y bueno que he sentido en los treinta últimos años. En ella presentí mis caídas y celebré mis éxitos… y en ella probablemente dejaré de existir un día.No sé cómo procesar esta falta de amor hacia sus estancias, hacia la madera de sus ventanales y de sus puertas [que fueron un día mi capricho mejor], hacia la luz que toma de la calle y hacia su justa mirada al cielo.Muchas noches salgo a fumar a la ventana de la escalera y me imagino cayendo en vuelo libre hasta el acerado bicolor, y me veo contrastando esas teselas con cierto encanto trágico. Luego miro el luminoso del Hotel Colón y sigo con mis ojos el pestañeo rojo de los constantes aviones que pasan hacia el sur…Un día tuve macetas con plantas interiores en ese rellano de escalera, y las regaba cada dos o tres días, y las alimentaba con las colillas de mis cigarros… hasta que me olvidé de ellas y terminaron marchitándose, como yo lo hago ahora.No sé a qué viene todo esto ahora… solo sé que yo vivo en ese edificio viejo desde hace treinta años, pero no se lo digáis a nadie.



Y cuando se lee esto, parece muy difícil estar a la altura (al menos, literaria) de nuestro habitador. Seguiremos invocando a la Musa, pero mientras, se me ocurren unas frases para dedicarle.

No diremos a nadie que tu casa es real, precisamente porque es soñada.
Tu casa es tuya porque tú la piensas, y son tus pensamientos los que le dan vida. Tus palabras modelan la arcilla que envuelve sus formas y ella se va construyendo sólo con la fuerza de tu deseo y unas leves pinceladas nuestras. No importa si la habitas o ella te habita a ti, porque creaste una relación de amor entre ella y tú tan sólida, que no se distingue una de otro, y viceversa, que diría Benedetti.
Tu prosa despoja de todo sentido la poca o mucha poesía que pudiéramos darte. Tú y sólo tú eres capaz de construir tus aposentos. Nosotros, como mucho, los interpretaremos.
Aceptada la falta de ganas de luchar por ese espacio. Luchar, a estas alturas de la vida, ni por un espacio, ni por nada. Simplemente, déjate llevar por tu imaginación. Cierra los ojos y permite que tus idean fluyan y te inunden: tu mente nunca parará quieta, aunque te resistas. No, Luis Felipe, no luches por un espacio, simplemente ábrete a él como quien se entrega en brazos de su amante: relajado, auténtico, veraz.

martes, febrero 19, 2008

Dibujar el mundo



Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imágen de su cara.
Jorge Luis Borges.
Buenos Aires, 31 de octubre de 1960.



(Epílogo de "El hacedor")



http://www.literatura.us/borges/hacedor.html