martes, marzo 10, 2009

El ojo del amo.

Marga y José Luis se han ido a hacer las Américas mientras los demás nos hemos quedado guardando la guarida. Otro día hablaremos de Alí Primera y el urbanismo socialista venezolano, hoy toca hacerlo de las cosas que acontecen cuando ellos se van.
Estos días se han pasado entre papeles y papelitos, lectura de informes, recepción de faxes, emisión de certificados y demás tareas cotidianas. No nos importa, no, de verdad, lo cuento por esa idea tan extendida de: “¡arquitecto!, qué profesión tan creativa”.
El ejercicio profesional se está convirtiendo, a pasos de gigante, en burocracia elevada al cubo, donde apenas queda tiempo para lo importante porque el día a día se come el día, sin dejar días posibles para tejer otros días, días construidos con un mínimo de contenido.
No sé que sociedad estamos haciendo que camina hacia un sinsentido disfrazado de calidad, seguridad y bienestar.
- ¿Tú crees que de esta forma la gente vive mejor? – le pregunté el otro día a un conocido funcionario.
- No, pero vive más gente. - fue su inteligente respuesta.

Pues nada, sigamos en esta línea hasta que todos nos convirtamos en rellenadores de papeles que nadie lee, o si los lee alguien peor, porque te pide otro papel.

Qué ganas de jubilarse (jubilarse viene de júbilo). Ese día tal vez podamos dibujar proyectos interesantes.

No hay comentarios: