sábado, abril 19, 2008

DAMASCO.






























Asentada en medio del seco pedregal, en Damasco el cántico llamando a la oración es aún más impresionante que en Amman. Aquí es todo "más" que en Amman: más caos, más coches, más bocinas, más semáforos inexistentes, más zoco, más arquitectura, más árboles, más velos, más kaftanes, más olores, más mugre, más encanto...






2 comentarios:

Anónimo dijo...

Conozco Damasco como la palma de mi mano (sin haber ido jamás), trabajé 3 años (mesa con mesa) junto a Salim, un ingeniero sirio y una maravilla de persona.

Gracias por lo de los andamios, te aseguro que son mucho más moderaditos que los que vi en Túnez.

Besos

Luis Felipe Comendador dijo...

Qué envidia me das, coño.

Un besote, Gu.